Escribir muerte y volver a la palabra de origen, interrumpir el pensamiento por un instante, volver a escribir ciegamente sobre la página en blanco que encandila. Escribir la propia guerra contra la escritura. Escribir que no sé escribir, que tan solo es una pulsión, un susurro del inconsciente, el alarido de mis sueños, la pesadilla. Escribir y violar el papel con los sentidos. Perseguir la forma informe de mis instintos. Habitarme en letras, descomponerme.